Le compotier (El frutero), Pablo Picasso

Picasso es uno de los grandes emblemas del a pintura española y, como no puede ser de otra manera, el gran estandarte del Museo Reina Sofía. En este pequeño artículo nos adentramos en el museo para observar la evolución picassiana a través de tres piezas.

Mujer en azul

Picasso está sufriendo su época azul. Casagemás se ha suicidado y él se siente terriblemente culpable. Su pintura es triste y de colores fríos. La melancolía es el leitmotiv de sus cuadros, que no obedecen a la lógica de su contemporaneidad. El entierro de Casagemás, por ejemplo, adolece de la división espacial del manierismo que podríamos haber visto en el Greco. Vuelve a España y se deshace pintando de memoria.Gertrude Stein, que aún no le conoce, escribiría más tarde que Picasso se vacía por completo en cada obra. A su vez, se reencuentra con su pasado académico (recordemos que siendo un adolescente pinta un primoroso retrato de su hermana y que con apenas diecisiete años copia el Retrato de Felipe IV de Velázuez).

La influencia velazqueña crece y Picasso empieza a pintar cuadros de estética barroca enmarcados en su contemporaneidad. “La amplitud desmesurada de los vestidos que llenan el espacio rinden homenaje a Las meninas” (Léal, Piot, & Bernadac, 2000, pág. 41). Nos encontramos ante una prostituta parisina pintada con todos los honores. Su paraguas hace de cetro, su enigmática mirada es una muestra de poder.

Pincha aquí para ver la página del cuadro en la web del Museo:

Le compotier (el frutero)

Según Gertrude Stein, Picasso volvió a París en 1908 con unos cuadros paisajísticos que constituyeron, para ella, el inicio del cubismo (Stein, 2017, pág. 18). Otros sitúan el inicio después de que Picasso, que buscaba un nuevo realismo, acudiera a una exposición de arte africano. De ahí nacen Las señoritas de Avignon, donde la influencia de las máscaras africanas es más que visible. En cualquier caso, Las señoritas… No triunfaron. La propia Gertrude Stein escribiría:

“Así que Picasso inció el camino y poco a poco llegaron Las señoritas de Avignon, y eso resultó

Le compotier (El frutero), Pablo Picasso

 demasiado horrible. Recuerdo a [el empresario y coleccionista ruso Serguei] Shchukin, que tanto había admirado la pintura de Picasso, en mi casa, medio llorando, lamentando la gran pérdida para el arte (…)” (Stein, 2017, pág. 29)

Por otra parte, si bien Braque (compañero cubista de Picasso) se sintió un poco desconcertado al principio, observó que aquel cuadro podría suponer el inicio de algo nuevo (Olivares, Alcaide, & García, 2016, pág. 53).

Picasso y Braque en busca de otra realidad

Picasso y Braque pretendieron darle la espalda a la importancia del color en el impresionismo y mostrar la realidad de una forma nueva. Además, “ya no existe un punto de vista único y el pintor ni siquiera se sirve de una única luz para modelar las formas” (Olivares, Alcaide, & García, 2016, pág. 56). Esto no significaba dejar de mirar al pasado, significaba acercarse a él de una manera mucho más libre, como ya hiciera Borromini en su arquitectura barroca. Para pintar algo que se parezca a la realidad ya estaba la fotografía. No obstante, para mirar más allá de lo que se puede ver, Picasso, junto a Braque y Apolineare, fundó el cubismo.

Más en concreto, estamos ante el cubismo analítico: La perspectiva y el volumen, que hasta aquí nos hacían ver la figura, se han roto. La unidad cromática y el objeto apenas se diferencian, pues, del fondo. Hay un reto para quien observa.

Más tarde llegó Juan Gris, que propuso una forma más racional de cubismo e incorporó un método al respecto. Gertrude Stein observó que “para él el bodegón no era seducción, era religión” (Stein, 2017, pág. 23).

Pincha aquí para ver la página del cuadro en la web del museo.

Guernica

En 1937 se celebra en París la Exposición Universal, donde España tiene un pabellón. Max Aub concierta con Picasso un cuadro cuya misión fuera propagandística. Picasso había hecho algún boceto, pero no le convencieron, pues “no respondían a la petición de la comisión que había encargado el cuadro” (Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, pág. 157). El 26 de mayo de 1937, Hitler testa bombas en la pequeña población vasca de Guernica. Es el día del mercado, todo el mundo está en la calle. El horror universal de la guerra mide 349,3 x 776,6 centímetros y tardó 35 días en pintarse.

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No obstante, la principal razón para venir con nosotras es esta: We love this place. Haz click aquí para hacer tu reserva. 

 

Bibliografía

  • Léal, B., Piot, C., & Bernadac, M.-L. (2000). Picasso, la monographie, 1881-1973. Barcelona: Ediciones Polígrafa.
  • Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. (s.f.). La colezzione. Madrid: Ediciones la Central.
  • Olivares, M. D., Alcaide, V. N., & García, G. T. (2016). El Siglo XX: La vanguardia fragmentada. Madrid: Editorial Universitaria Ramón Areces.
  • Stein, G. (2017). Picasso. Madrid: Casimiro.

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