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La Plaza Mayor de Madrid es una de las más conocidas internacionalmente. Su forma es fácilmente reconocible y ha sido reproducida sin cesar en postales, películas. Además, también se ha convertido en uno de los símbolos más conocidos de la ciudad de cara al turismo. Ha sido mercado, lugar de autos de fe, canonizaciones, proclamaciones de reyes, corridas de toros, celebraciones, conciertos, cabalgatas, ferias navideñas e incluso del libro. Lo cierto es que su sencillo nombre actual no fue el único; primero fue la Plaza del Arrabal, con el tiempo le sucedieron el de Mayor, de la Constitución, Plaza Real, de la República e incluso se barajó denominarla Plaza de Calvo Sotelo en los años cuarenta.

Para encontrarla debemos irnos al centro de Madrid, en el conocido como Barrio de Los Austrias, por ser la zona donde se desarrolló la vida de la villa durante los siglos en los que reinó dicha dinastía. En origen, el terreno era una laguna, propiedad de la familia de los Lujanes. Allí se celebraba el mercado del Arrabal (los arrabales eran los barrios construidos fuera de las murallas de las ciudades), con productos más baratos que los que se vendían intramuros.

Cuando Madrid estrenó su estatus como capital del reino en 1561, el rey Felipe II necesita una plaza acorde con la importancia de la ciudad, dando el primer paso al aspecto de hoy en día de la Plaza Mayor de Madrid, obra del arquitecto Juan de Herrera. Para ello, es necesario que se tirasen algunas de las casas de la zona y, con el tiempo, se construyeron algunos pequeños edificios que servirían para distintos comercios. Allí se celebraban mercados e intercambios en puestos “de quita y pon”, donde se vendían productos traídos de los huertos en las afueras de la ciudad. A finales del XVI se construyen ya dos grandes casas, dedicadas una a la venta de pan y otra a la de carne, las Casas de la Panadería y de la Carnicería, germen de las actuales.

Sin embargo, la auténtica remodelación de la Plaza Mayor de Madrid fue obra de Juan Gómez de Mora a petición del rey Felipe III en 1617, terminando su construcción en 1619, todo un récord sin duda. Y así fue cómo surgió esta plaza, a la entrada de la pequeña villa de Madrid, cercana a la Puerta de Guadalajara (situada a mitad de la Calle Mayor) y en el inicio del camino que iba a Atocha. Ya desde que se instala la corte en la ciudad se piensa en remodelar este espacio, durante el periodo del Felipe II se derruyen algunas de las casas de la zona y con el tiempo se construyen algunos pequeños edificios que servirían para distintos comercios. Allí se celebraban mercados e intercambios en puestos “de quita y pon”, donde se vendían productos traídos de los huertos en las afueras de la ciudad. A finales del XVI se construyen ya dos grandes casas, dedicadas una a la venta de pan y otra a la de carne, las Casas de la Panadería y de la Carnicería, germen de las actuales.

La Plaza Mayor de Madrid que hoy vemos no es exactamente la que vieron las gentes del siglo XVII pues hubo tres grandes incendios que obligaron a modificar, remodelar y reconstruir algunas de las partes, encargándose de algunas de ellas el famoso arquitecto del siglo XVIII Juan de Villanueva, que junto a los del siglo XIX, dieron forma a lo que actualmente podemos contemplar, siempre bajo la atenta mirada de su primer promotor Felipe III, quien contempla desde su centro, con ojos de bronce, las idas y venidas diarias de las madrileñas y madrileños que pasan por esta plaza, centro neurálgico de la capital y escenario de tantas y tantas historias ¿Os atrevéis a descubrirlas?

Autores: Sergio Serrano y Cristina Hidalgo

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